Cuentan las leyendas que las tierras gallegas están habitadas por infinitos seres mágicos. Nadie puede verlos, pero todos sabemos que existen.
Casi en el centro de esta tierra fantástica, en Lalín, vive una geniecilla llamada Alda. Los vecinos cuentan que pasa volando como un destello y que ocupa su tiempo en confeccionar sueños para niños hechos con hilo y aguja. Se pasa el día dedicándose a su tarea de costurera mágica, y por las noches se cuela en los sueños de los niños vistiéndolos con sus prendas de colores. Tiene una colección enorme: morados, azules, marrones... A unos, los viste de reyes de la tierra y el cielo, y a otras, las arropa transformándolas en princesas de los lagos y de la naturaleza.
Las historias de los vecinos siempre coinciden. Cuando Alda visita a los pequeños, cuentan los padres que sus hijos se despiertan con la sensación de haber paseado por un cuento de hadas. Recuerdan todavía el tacto y el olor de los tejidos con los que la geniecilla los había vestido, y les piden a sus padres encarecidamente que busquen a la duende para volver a ser príncipes y reinas.
La genia nunca se deja ver, pero deja prendas mágicas escondidas en los troncos de los árboles y en la hierba para que los padres las encuentren. Los niños se visten felices con sus sueños de colores y vuelven a ser reyes y princesas, pero esta vez no una noche, sino para siempre!
Victoria Barrientos
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